¿Cómo actuar en caso de atragantamiento?

Un atragantamiento es la obstrucción, generalmente accidental, de las vías respiratorias, al fallar la deglución de alimentos, y que puede llegar a provocar la asfixia del sujeto e incluso la muerte, si la obstrucción es completa y prolongada. Se debe a un funcionamiento incorrecto del mecanismo de la deglución  como consecuencia de enfermedades neurológicas o aquellas que afectan la vía aerodigestiva superior, entre otras. También se encuentran entre los grupos de riesgo los niños y las personas mayores, ya que suelen tener más problemas en la deglución. En Navidad, el riesgo de atragantamiento se incrementa y suelen ser comunes las noticias de muertes por asfixia durante estas fiestas, debido al mayor consumo de ciertos alimentos de riesgo como los frutos secos, turrones, polvorones, exceso de alcohol o las uvas de nochevieja, así como las habituales conversaciones con el alimento en la boca.

Las muertes por aspiración en España son muy frecuentes. De hecho, la última estadística, de 2017, apunta a 2.100 fallecimientos por esta causa, sumando más personas fallecidas por este motivo que por accidente de tráfico. Sin embargo, es una cifra muy difícil de cuantificar puesto que hay fallecimientos derivados de una aspiración (paso de contenido digestivo a la vía respiratoria), por ejemplo por una neumonía, que no se incluyen en este recuento. El doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca, secretario general de la SEORL-CCC explica en este vídeo las precauciones a seguir para evitar un atragantamiento y cómo actuar en caso de que se produzca.

La deglución es un proceso muy complejo que se divide en tres fases: oral (adquisición del alimento, masticación y formación del bolo alimenticio), faríngea y esofágica. Mientras que la primera fase es voluntaria, las 2 últimas son reflejas o involuntarias. La coordinación entre la respiración y la deglución es compleja y parece estar coordinada por interneuronas dorsales y ventrales del tronco encefálico. Para que se produzca una deglución eficaz y segura es preciso que las diversas estructuras neuromusculares de la vía aerodigestiva superior funcionen de modo preciso y coordinado, favoreciendo el paso del contenido alimenticio desde la boca al esófago y evitando su paso a la vía aérea.

En niños, el riesgo de atragantamiento viene determinado por unas características anatómicas y funcionales particulares de las estructuras de la vía aerodigestiva superior como consecuencia del crecimiento y de la maduración. La fase oral en niños pequeños se caracteriza por una secuencia repetitiva de succión-deglución, sin actividad voluntaria masticatoria. El desarrollo motor de la deglución se producirá de forma progresiva y es un reflejo de la maduración del sistema nervioso central. Además, en los niños la vía respiratoria es más pequeña y, por tanto, en caso de entrar un cuerpo extraño en ella, es más frecuente una obstrucción total sin posibilidad de que pase el aire. Por su parte, en las personas mayores el riesgo está asociado a las enfermedades neurodegenerativas y a los fenómenos propios del envejecimiento, que incrementan la incidencia de trastornos de la deglución. Así, según datos de la SEORL-CCC, la disfagia está presente en el 93% de pacientes con demencias; el 80% de los pacientes con ictus y en el 81% de los pacientes con enfermedad de Parkinson.

¿Qué precauciones deben seguirse para evitar un atragantamiento?

En primer lugar, es necesario que aquellas personas que reúnen unas determinadas características que las puedan hacer más vulnerables a sufrir un atragantamiento sepan qué alimentos pueden o no ingerir. En general, se recomienda no dar frutos secos a los niños menores de cinco o seis años, por el alto riesgo que existe de atragantamiento y asfixia. Tampoco es aconsejable darles uvas, zanahoria cruda, palomitas de maíz, caramelos duros y otras frutas como la manzana antes de los cinco años. Además se advierte de la importancia de extremar los cuidados con el manejo de juguetes o piezas pequeñas de estos, así como los globos.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta de que en caso de que haya un accidente el mecanismo protector de la vía aérea y el que reduce el riesgo de aspiración es la tos. Por lo tanto, si todavía la obstrucción respiratoria es parcial y hay una vía para la entrada de aire, lo mejor es incitar a la persona a toser para facilitar la expulsión de aquello que esté provocando la obstrucción y evitar que pase a vías respiratorias inferiores y por tanto cause la asfixia y la muerte del paciente.

¿Cómo se realiza la maniobra de Heimlich?

En caso de que la obstrucción sea completa y no permita la entrada de aire se realizará la maniobra de Heimlich. Se trata de un procedimiento de primeros auxilios cuyo objetivo es sustituir el mecanismo fisiológico de la tos mediante una hiperpresión brusca realizada de forma externa para facilitar la expulsión del cuerpo extraño hacia el exterior.

  • La maniobra de Heimlich en el adulto: la persona que vaya a realizar la maniobra se coloca por detrás del paciente, y le sujeta con el puño cerrado colocado entre su tórax y el abdomen; a su vez apoyará la otra mano sobre el puño cerrado, y le presionará  contra él hacia arriba. De esta forma se aumenta la presión desde el abdomen hacia el tórax y se propicia que el aire residual que queda en los pulmones consiga expulsar el cuerpo extraño. En la mayoría de los casos resulta efectiva. Si no se obtiene resultado, el paciente perderá el conocimiento y será preciso realizar maniobras de resucitación cardiopulmonar.
  • La maniobra de Heimlich en el niño: es muy similar, con la diferencia de que al tener una estatura más baja no podrá hacerse de forma semejante. Será necesario, o bien ponerse de rodillas detrás de él o bien incorporarle sobre una mesa para realizar la maniobra. En caso de ser un lactante la maniobra varía bastante ya que su anatomía es distinta: se le coge con un brazo y con el otro se le sujeta por el abdomen, abriendo las manos en torno a su cuello para sujetarle la cabeza, se le pondrá boca abajo y se le darán cinco golpes con la mano entre las escápulas, con una ligera presión para no hacerle daño. De esta manera se le incitará el mecanismo de la tos y, si no expulsa el cuerpo extraño, se le dará la vuelta y con dos dedos se le presionará en la zona media del pecho dándole cinco masajes, para después repetir de nuevo la maniobra boca abajo. Si tras realizarla varias veces, no se consigue que expulse el cuerpo extraño y el lactante pierde el conocimiento, se deberá realizar maniobra de resucitación cardiopulmonar.