Los tapones de oído pueden provocar pérdidas de audición
La acumulación excesiva de cerumen en el conducto auditivo puede suponer una pérdida de la audición según el estudio Hábitos de los españoles en el cuidado de los oídos. Además, solo el 7,8% de pacientes busca solución.
El cerumen es una secreción alojada en el conducto auditivo producida por el sistema inmunitario que actúa como un antimicrobiano natural. Su función es la de evitar infecciones de oído como la otitis y protegerlo de factores externos dañinos. La cera está compuesta en su mayor porcentaje por aceites y células muertas de la epidermis, sin embargo, su incorrecta eliminación o la falta de expulsión de su exceso pueden conllevar problemas a quienes la sufren.
Los tapones de cerumen se forman por varias causas, aunque la más común es la escasa higiene en esta zona, ya sea por descuido o por el uso de bastoncillos de algodón que no limpian en profundidad. Otras tienen que ver con factores biológicos, como puede ser una irritación anormal del PH natural o el síntoma de una enfermedad como la diabetes.
La pérdida de audición por el tapón suele ser repentina y se puede revertir cuando se desecha la acumulación. Una cantidad elevada de cerumen en el oído genera una obstrucción que, a pesar de no ser una dolencia grave, se relaciona con una menor percepción del sonido exterior a menudo confundida con hipoacusia o sordera. Por ello, es necesario registrar ciertos hábitos de higiene que ayuden a evitar su aparición.
En primer lugar es fundamental la prevención. El uso de bastoncillos puede ser sustituido por la aplicación de un agente cerumenolítico. Este elemento posee una composición que reblandece la cera y permite su disolución y extracción de forma natural. En este caso, la repetición del proceso es clave para evitar su incidencia, por lo que se recomienda su uso una vez por semana.
El otorrinolaringólogo puede utilizar varios métodos para la extracción de un tapón de cera. Uno de los más empleados es el uso de una jeringa de agua. El lavado ótico usa la irrigación de líquido por el conducto auditivo para su eliminación. Otro de los métodos empleados es la succión. Ésta se efectúa en la consulta médica bajo un instrumento aspirativo que permite extraer el tapón completo.
Los especialistas en otorrinolaringología recomiendan varias acciones para evitar infecciones auditivas y eliminar complicaciones. Una de ellas es acudir a revisiones periódicas, sobre todo a partir de los 50 años. En ellas se pueden detectar otras dolencias que pueden ser confundidas con los síntomas del tapón de oído.