La pérdida de audición asociada a la edad, la presbiacusia, requiere de un diagnóstico precoz para prevenir que sus efectos perjudiciales aumenten con el paso de los años. Afecta a 1 de cada 5 personas mayores de 60 años, según datos de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). Para detectar su aparición y tratar de minimizar su efecto con el paso de los años, es necesario acudir a la consulta del otorrinolaringólogo, quien realizará las pruebas necesarias para comprobar el nivel de audición de la persona con presbiacusia y recomendará, en caso necesario, los dispositivos que faciliten la escucha.
La doctora Maria José Lavilla, presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-CCC, explica en este vídeo qué tres pruebas son las que realiza el otorrinolaringólogo para detectar este problema en personas mayores:
- Otoscopia. Mediante la exploración visual del oído el otorrinolaringólogo podrá detectar posibles causas externas que dificulten la audición como son las infecciones, los tapones de cera o las perforaciones de la membrana timpánica. Si estas afecciones no aparecen en la exploración visual, se pasará a la segunda etapa del diagnóstico: la audiometría tonal.
- Audiometría tonal. Mide la franja de audición que percibe el paciente. En este análisis la persona se coloca unos cascos y es sometida a una serie de sonidos en distintos tonos e intensidades. Durante este proceso, indicará con una señal al otorrinolaringólogo en qué punto comienza a oír. Como resultado, el especialista extrae un audiograma o gráfica para trabajar en la mejora de la capacidad auditiva.
- Audiometría verbal. Se utiliza para ver qué fonemas entiende el paciente. En ella se trata de repetir con exactitud una serie de palabras bisílabas pronunciadas por el especialista. Según el número de fallos y aciertos se extraerá información sobre qué comprende la persona cuando oye una conversación o disfruta de la televisión o la radio.