Entre las cirugías más frecuentes que realizan los otorrinolaringólogos – cirujanos de cabeza y cuello se encuentran las cirugías del cuello, tanto de patología benigna como de patología maligna, dentro de las cuales el vaciamiento cervical es la más habitual. El vaciamiento cervical se define por la extirpación de los ganglios cervicales del cuello, afectados o no por tumor, unidos en ocasiones por diversas estructuras infiltradas por células tumorales como el músculo esternocleidomastoideo, la vena yugular interna, el nervio accesorio o la glándula submaxilar, entre otras. En la mayoría de las cirugías oncológicas realizadas por el otorrinolaringólogo, a la exéresis del tumor primario, se le añade un vaciamiento cervical uni o bilateral. Así lo explica el doctor Pedro Díaz de Cerio, presidente de la Comisión de Cabeza y Cuello y Base de Cráneo de la SEORL-CCC.
La resección de tumores avanzados de estructuras cervicofaciales como la cavidad oral, la faringe y la laringe se encuentran entre las cirugías más complejas a las que se enfrenta un otorrinolaringólogo. En ocasiones, tras la extirpación del tumor es necesario hacer una reconstrucción de la vía aerodigestiva superior. Además, las cirugías en las que es necesario extirpar estructuras óseas, tanto de la mandíbula como del maxilar superior, pueden ser las que, de forma reconstructiva, obliguen a un sobreesfuerzo mayor.
A la hora de abordar una cirugía para tratar un cáncer de cabeza y cuello, hay que tener varios aspectos en cuenta. En primer lugar, es preciso obtener una radicalidad oncológica, es decir, haber quitado completamente el tumor. Y en segundo lugar hay que procurar restablecer, dentro de lo posible, las funciones de la deglución, de la fonación y de la respiración. Esta es una tarea fundamental en la cirugía reconstructiva y un pilar importante en la cirugía de cabeza y cuello.
El papel del cirujano de cabeza y cuello
La otorrinolaringología es una especialidad quirúrgica que se ocupa de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades del oído y de las vías aerodigestivas superiores (boca, nariz, faringe, laringe) y de las funciones que se derivan de estas (audición, respiración, olfacción, deglución y fonación: voz y habla), así como de las estructuras cervicales y faciales conectadas o relacionadas con dichas patologías y funciones. Durante su formación, el otorrinolaringólogo adquiere todo tipo de conocimientos y habilidades en relación a los procedimientos exploratorios propios de su área que le permitirán diagnosticar y tratar médica y quirúrgicamente la patología prevalente dentro de todos los ámbitos de la especialidad.
El papel del cirujano de cabeza y cuello es fundamental para las cirugías, tanto oncológicas como no oncológicas. Los otorrinolaringólogos por su formación y capacidades, conocen de forma detallada todas las áreas anatómicas de la cavidad oral, laringe, orofaringe, senos paranasales u oído. Este aspecto es relevante a la hora de realizar una cirugía lo más precisa posible y que permita al paciente realizar una vida lo más funcional y libre de secuelas posible.
El abordaje de los tumores de cabeza y cuello tiene que ser multidisciplinar, es decir, no solo es decisión del otorrinolaringólogo – cirujano de cabeza y cuello, sino que tienen que intervenir otros especialistas médicos. Entre ellos destacan los radiooncólogos, oncólogos médicos, cirujanos maxilofaciales, cirujanos plásticos, nutricionistas y un largo etcétera de profesionales. El objetivo de todos ellos debe ser buscar el beneficio del paciente que tiene un cáncer de cabeza y cuello, no solo en lo referido a la resolución anatómica y funcional del tumor, sino a la vida después de este tipo de tratamientos. Su papel está en procurar que sea lo más parecida posible a la vida que llevaba antes de ser diagnosticado de un cáncer de cabeza y cuello.